lunes, 9 de julio de 2012

LA OBLIGADA RENOVACIÓN DEL PSOE

Conocíamos estos días datos de intención de voto en los que el lógico desgaste acumulado por el gobierno del PP no significaba un correlativo incremento de voto del Partido Socialista. En lugar de eso, y siguiendo la estela de lo ocurrido en Grecia, el voto parece buscar nuevas ubicaciones.


Con ocasión del proceso de elección del equipo dirigente del partido surgido del último proceso congresual, en el que fue elegido Alfredo Pérez Rubalcaba como Secretario General, muchos apostaban por una vuelta al gobierno más o menos rápida fruto del continuo desgaste que esta crisis provoca con precisión de cirujano sobre cualquier gobierno. 


¿Por qué iba Rajoy a ser diferente? Un escenario de recortes continuos "impuestos" por Bruselas, una evidente contradicción entre lo proclamado y lo realmente ejecutado, unos retrocesos en nivel de vida que las actuales generaciones ni siquiera podíamos imaginar, un descontento generalizado,  un clima social enrarecido y con la calle en armas, ... el final de este camino no podía ser más que elecciones anticipadas, la caída del gobierno y la llegada del Partido Socialista de nuevo, esta vez de la mano de Rubalcaba.


No parece, tal y como acontecen las cosas, que este vaya a ser el destino al que estamos llamados. 


En realidad, la operación Rubalcaba siempre pareció la operación Almunia bis. Recordemos un poco qué ocurrió entonces. En el año 1.996 Felipe pierde por apenas 3 puntos porcentuales, tras casi 14 años de gobierno y una campaña final de acoso y derribo por parte de la derecha con más querencia por la defensa de sus propios intereses y privilegios. 


El aparato del partido, en lugar de optar por la renovación de los equipos y de mensajes, opta por la continuidad de los cuadros dirigentes que venían de hacerse con el partido a finales de los años 70 y con el gobierno a comienzos de los 80. El elegido para encabezar esta etapa - no entramos en la experiencia de primarias con José Borrell, torpedeado por ese mismo aparato - fue Joaquín Almunia, ministro de Felipe González desde el 82. El resultado es conocido, Aznar y el PP consiguieron en el año 2.000 la primera mayoría absoluta de su historia. Y la consiguieron de la misma forma que han conseguido ésta última, no por un aumento significativo de su voto, sino por una pérdida de apoyos masiva por parte del Partido Socialista. 


En conclusión: el votante socialista no vota a unas siglas por votarlas, las vota cuando se le ilusiona y recupera la esperanza en un futuro mejor. Sin esperanza, se queda en casa y no vota.


Muchos oponían a este análisis que la situación actual no se parece a aquella, puesto que la profundidad de la crisis que atravesamos convierte en provisional a cualquier gobierno o dirigente. Ello impediría la consolidación del Gobierno de Rajoy, como sí hizo el de Aznar, y, en consecuencia, sería el gran malestar social por la política de recortes el que provocaría elecciones anticipadas y un nuevo gobierno socialista.


Pero la gente parece que dice otra cosa. Nos dice lo mismo que nos dijo en el año 2.000: o renováis equipos y políticas, o no mereceréis nuestra confianza. 


El ciudadano sabe perfectamente que las políticas de recortes no están asociadas a una imagen de marca, las hicimos nosotros y las hace el PP. A veces parece que nos olvidamos de que el ciudadano tiene memoria. Los recortes no los asocia al PP, los asocia a la gravedad de la situación, y sabe también que se trata de políticas decididas en el seno de la UE, que aplicaríamos unos y otros.

La salida no va a ser distinta a la ocurrida con ocasión del anterior proceso de renovación interna, o incluso del anterior del anterior. ¿Alguien se imagina la impresión que debían dar aquellos treintañeros sevillanos al compañero Llopis y demás dirigentes del exilio? Pues bien, en cinco años, Felipe llevó de nuevo al partido al gobierno de España. 


Tras las elecciones de 1.996, debido al retraso en el proceso de renovación interna, el Partido Socialista no volvió al gobierno hasta el año 2.004. Eso sí, en cuanto se produjo ese proceso, Zapatero ganó a la primera.


¿Quién será el nuevo Felipe, el nuevo Zapatero, que ha de recuperar la ilusión y la esperanza de futuro en la gente, que ha de llevar al Partido Socialista de vuelta al Gobierno? ..


Hay mucha gente fuera que lo espera y lo necesita. No volvamos a defraudarles.